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LA MALA ONDA:

De repente, la OMS dice que ya no promoverá el Principio de precaución con respecto a CEM/ Telefonía Móvil. Comienza una acción a gran escala en la que la participación de los ciudadanos es imprescindible.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) lanzó en 1996 un proyecto para evaluar sus efectos sanitarios y ambientales, se trataba del Proyecto Internacional EMF, si bien ha eludido mostrar los resultados hasta el presente.

El mismísimo director de la OMS, Michael Repacholi, halló en 1997, en un estudio del Hospital de Adelaida, Australia, 'linfomas en ratones transgénicos expuestos a EMF de 900 MHz', recuerda en su web el estudioso Francisco Gabiola. Éste afirma que desde 1954 'se han emitido 20.000 informes que aseguran los perjuicios para la salud de las microondas'.

Según datos del servicio técnico de información de "Microwave News", la Organización Mundial de la Salud de repente ya no quiere aplicar el Principio de Precaución para los campos electromagnéticos. De ello informa “Microwave News” en su edición, haciendo referencia a una entrevista con el Dr. Michael Repacholi de la OMS. Repacholi es al mismo tiempo miembro de la asociación privada ICNIRP, la cual estableció los valores máximos para los campos electromagnéticos de baja y alta frecuencia, que fueron tan discutidos, y que se reflejaron en la Recomendación de la EU de Julio 1999 (adoptados por la mayoría de los países europeos)… Estos valores son aplicables a las emisiones de telefonía móvil, estaciones de radio y televisión, así como a líneas de alta tensión, aparatos eléctricos, etc.

Las declaraciones de Repacholi se contradicen con un borrador de la OMS que fue presentado y acordado unánimemente en las jornadas de Luxemburgo para la Aplicación del Principio de Precaución en campos electromagnéticos (febrero 2003). En dicho borrador se dice que la OMS utilizará el Principio de Precaución. Pero la cuestión ya no es si lo va a utilizar, sino cómo lo va a hacer. Además, en Enero de 2003 la representante oficial de la OMS había anunciado que se realizarían estudios epidemiológicos sobre residentes cercanos a estaciones base de telefonía móvil.

Por lo visto, esto no ha sido del agrado de algunos grupos del Lobby, pues no se explica de otra manera la repentina marcha atrás de la OMS. Es evidente que tienen algo que ocultar, porque nos parece injustificable y no merece la más mínima confianza, que el Sr. Repacholi diga ahora de repente que el borrador de la OMS presentado en la Conferencia de Luxemburgo sobre el Principio de Precaución, fue un "sondeo de opinión" con el que se pretendía ver qué reacciones se producían; y que no tenían previsto utilizar el Principio de Precaución para campos electromagnéticos (emisiones de telefonía móvil, teléfonos móviles, etc.). Resumiendo: la OMS no quiere intervenir por ahora. Ello significa que no se van a llevar a cabo los estudios epidemiológicos que son tan importantes y que tampoco se establecerán valores máximos de precaución. Este cambio repentino no sólo desaira a los participantes de la Conferencia de Luxemburgo, sino que hace sospechar que ha habido ingerencia de grupos industriales con intereses.

Si la OMS no aplica el Principio de Precaución, no recomienda valores de referencia más bajos, ni realiza estudios epidemiológicos en los residentes de estaciones base de telefonía móvil (actualmente ya se conocen más de 60 "clusters" o acumulación de casos de cáncer en las cercanías de estaciones base de telefonía móvil), ella misma se coloca en una posición absurda: Los cambios no se harán hasta que muera una elevada cantidad de personas cercanas a estaciones de telefonía móvil y las cifras de las víctimas sean tan elevadas que a nadie le quepa duda de la conexión existente. El cáncer puede deberse a muchas causas y a menudo su periodo de latencia es de muchos años. Pero si en las proximidades de las antenas de telefonía móvil ya se han producido más de 60 acumulaciones de casos de cáncer o "clusters", es que ha llegado la hora de actuar. ¡La OMS tiene la urgente obligación de investigar esta acumulación de casos de cáncer, teniendo en cuenta todas las posibles causas! Además hay que averiguar los valores de las radiaciones y su duración: durante la noche, en el trabajo, en casa y en el tiempo libre, fijando también los valores máximos y los valores promedio que se han producido. También hay que tener en cuenta otras posibles causas, para confirmarlas o descartarlas. Porque sólo de esta manera se puede llegar a conclusiones válidas.

En España, un grupo muy activo, la Asociación de Estudios Geobiológicos (GEA), registra todas las investigaciones sobre el asunto. Y GEA afirma: 'Investigaciones de laboratorio y estudios epidemiológicos independientes indican, una clara relación entre la exposición a radiaciones electromagnéticas y distintos trastornos: estrés, dolor de cabeza, insomnio, irritabilidad, depresión, cansancio, leucemia, linfoma o cáncer'. La GEA ha presentado alegaciones oficiales al Real Decreto español.

La revista neoyorquina Microwave News desvela en un estudio que: “algunas personas contratadas por las tabacaleras han trabajado también para proteger los intereses del sector de la telefonía móvil”. El informe de Elisa Ong y Stanton Glantz fue publicado en el número de noviembre de 2001 de American Journal of Public Health. La industria del tabaco promovió el concepto buenas prácticas epidemiológicas (GEP): “que fija estándares para las pruebas científicas, los cuales impiden demostrar que el humo del tabaco es dañino”.

Los autores relatan, entre otros, este caso: 'A mediados de la década de 1990, James Tozzi, contratado por Philip Morris (en 1994, cobró de la tabaquera 677.000 euros), animaba al uso de las GEP no sólo para el humo del tabaco, sino para los campos electromagnéticos. En 1993, la Cellular Telecomunications & Internet Association contrató a George Carlo para dirigir una investigación, de 25 millones de dólares, sobre telefonía móvil y salud. Carlo, consultor empleado por la industria tabaquera, llamó a Tozzi y ambos diseñaron la agenda de Investigación de la Tecnología Inalámbrica (WTR). Ong y Glantz avisan: “El movimiento pro GEP, además de buscar la calidad del discurso científico, monta complejas campañas de relaciones públicas, llevadas por ejecutivos y abogados, que manipulan los estándares científicos para proteger los intereses corporativos de sus clientes”.

Fuentes: Microwave News, Antena NO, El Pais.com , Elektrosmog News

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